Espacio de Cine en Qualia: Cuestionando la relación entre cine, industria y género

 
 

Por: Sara Santacruz Calderón

El cine en Qualia es un espacio que permite ilustrar problemáticas de distintas áreas del conocimiento desde un enfoque interdisciplinario.  La perspectiva hegemónica de la historia del cine que ignora el papel histórico de la mujer en su desarrollo sigue dominando la forma en que este arte es analizado. Sara Santacruz Calderón,  exalumna de Qualia y estudiante de cine de la escuela TAI de Madrid, capacitó al equipo docente en el taller titulado “Cine y Género”. A pesar de que Qualia ha trabajado siempre en pro de la equidad de género, esta capacitación sirvió para hacer visibles ciertas prácticas docentes que inconscientemente seguían reproduciendo la perspectiva hegemónica del cine. A partir de esta reflexión y de la problematización de estas prácticas, los profesores pudieron robustecer la metodología que venían desarrollando dentro del currículo de Qualia e integrar las conclusiones halladas en el taller. 

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El cine, como muchas artes, se sustenta sobre estructuras patriarcales que perpetúan la desigualdad. Esta se hace patente incluso detrás de las cámaras, dado que es difícil y poco usual que las mujeres ocupen papeles protagónicos. Por lo general, las que los consiguen son aquellas que caben en los cánones de belleza establecidos socialmente. 

La representación de las mujeres en la pantalla suele quedarse en lugares comunes. En muchos casos, en lugar de ser personajes con agencia y determinación, son representadas como objetos de deseo sin aspiraciones ni objetivos; y suelen verse definidas estrictamente por la relación que su rol sostiene con los hombres de la película. En el cine, la mujer se define normalmente a través de vínculos como el de hija, novia, madre, amiga o hermana. 

Detrás de cámaras la situación es aún más desalentadora. Según el colectivo 5050x2020 las mujeres ocupan solo el 24% de los cargos de dirección, el 33% de los cargos asociados a  la dirección de fotografía y el 45% de los asociados a la edición. Los presupuestos que se les otorgan, por otro lado, son abismalmente menores y reflejan esta situación de desigualdad. Históricamente, tan solo cinco mujeres han sido nominadas al Óscar por Mejor Dirección, y solo una, Kathryn Bigelow, obtuvo el galardón en 2010 con la película The Hurt Locker. 

La historia del cine, por otro lado, se cuenta siempre desde una posición hegemónica que además, y no bastando con la discriminación propia de la industria en los asuntos que se mencionaron arriba, niega también el papel esencial que han tenido las mujeres en su rol de autoras, directoras, y ejes fundamentales de cambio y transformación de este arte. Tal es el caso de Alice Guy-Blanché quien dirigió una de las primeras películas de ficción y fue, durante años, la jefa de producción del estudio Gaumont. Sin embargo, sus películas acabaron siendo atribuidas a su marido y la huella de su arte fue borrada poco a poco de la historia. 

Otro ejemplo emblemático es el de la directora francesa Agnès Varda, quién revolucionó el cine en 1955 con su ópera prima, La Pointe-Courte, y desencadenó también uno de los movimientos cinematográficos más importantes del siglo XX: la Nouvelle Vague. No obstante, este aporte ha  sido muchas veces ignorado y, paradójicamente, en vida, a Varda le fue casi imposible conseguir aportes para financiar sus películas. 

Casos como los de Varda y Guy-Blanché proliferan hasta el día de hoy.  Por eso se hace fundamental debatir y difundir su arte, redescubrir sus legados, y, sobre todo, discutir sus logros. Espero, después de este taller, que  Qualia ayude a que el trabajo de estas mujeres no caiga en el olvido: a que ni su huella ni sus nombres sean borrados. 


 
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Mariana Gaviria